domingo, 17 de noviembre de 2013

En un suspiro








La ilusión de control es la falsedad que más serena nuestra vida. Pensar que lo que viene es esperable, y lo que está pasando es lo que tenía que pasar nos tranquiliza, aunque sea horrible. Si está en nuestra cabeza no nos alterará ni lo más mínimo. Pero si hay algo fuera de guión, la gente se vuelve loca. Lo inesperado por lo general nos perturba, salvo que el cambio sea para bien. Por este motivo, de un tiempo a esta parte, prefiero asumir la imposibilidad de control sobre mi vida.

Antes miraba a mi alrededor pensando que todo seguiría más o menos igual, y lo que no siguiera creía saber como sería. Construía mi realidad en base a eso, ingenuo de mi. Pero con el paso del tiempo ya lo veo todo claro.La gente habla de tomar las riendas de su vida, como si nuestra existencia fuera un caballo desbocado al que hay que domar. Y en parte es cierto. Hay que conocerse y saber llevarse a uno mismo, pero eso no nos otorga casi nada de control sobre lo que nos rodea. Y la vida al fin y al cabo es eso, nosotros y nuestras circunstancias. Tomar las riendas no nos hará más conscientes de la realidad, de lo que las circunstancias nos traerá. Todo es impredecible y puede variar de 0 a 100 en un segundo. ¿De qué nos ayuda tener un control pleno en lo que hacemos si el cambio viene de fuera?

Puede que a veces creas que si haces las cosas bien todo lo que venga será bueno. Y muchas veces es así, pero no se puede tomar como una ley. La vida es una puta disfrazada.
Hasta la certeza más grande puede no serlo. La confianza pasa a traición, la tristeza a alegría ,el amor a odio y viceversa. 

Más que como un corcel,  la vida es como el océano: enorme y cambiante. A veces hay que navegar a contracorriente y a veces hay que dejarse llevar. Saber cuando hacer una cosa u otra se puede intuir, pero jamás se puede controlar. Nadie domina al mar, y cuánto más creas que se puede hacer más rápido te hundirás.

Ahora aprovecho los tiempos de calma, pero siempre pensando en que todo cambia en un suspiro.


No hay comentarios:

Publicar un comentario